Hace diez años, al cerrar la carrera profesional de diversificado, me sentía sumamente confundida. Por un lado, soñaba con especializarme en comunicaciones. Pero por otro lado, estaba consciente de una voz en mi interior que me llamaba a prepararme mejor para servir en el ministerio. Era muy joven y, de cierta manera, quería huir del llamado que el Espíritu Santo me estaba haciendo. Existían dos caminos que me llevarían a destinos diferentes.
Es normal que los seres humanos se sientan confundidos al tener que decidir entre dos caminos diferentes. De hecho, las Escrituras utilizan la metáfora del “camino” para ilustrar las decisiones que se deben de tomar a lo largo de la vida. El AT utiliza el término dérek para representar el curso de la vida o modo de acción.[1] Y en otras ocasiones el vocablo denota la forma acostumbrada de conducirse y comportarse en la vida (Gn 19:31; 1 R 2:4; 1 R 16:26; Job 26:14; Is 40:27; Jer 10:23).[2]
De manera similar, el NT utiliza la palabra jodós, que literalmente significa “camino”.[3] Y al igual que la palabra hebrea, el término jodós señala la conducta del hombre.[4] De hecho, en el NT se compara con frecuencia la vida con un camino en frases que hablan acerca del sendero de la vida o del modo de vida.[5] La palabra jodós también tiene un uso filosófico técnico para la idea “modo de búsqueda” o “método”. Y en los evangelios, Jesús mismo se presenta como el jodós (Jn 14:6).[6]
El Sal 32:8 presenta una promesa sumamente importante para la humanidad: “Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti” (LBLA). ¡Qué privilegio que Dios nos muestre el camino por el cual debemos andar! De hecho, Jesús, el Hijo de Dios, habló acerca de dos caminos: el camino amplio que lleva a la perdición y el camino angosto que lleva a la vida. (Mt 7:13-14).
Todo ser humano con hálito de vida se encuentra en su propia caminata hacia un punto específico, existe una distancia y un tiempo para llegar a ese final. Sin embargo, en esa caminata son necesarios los consejeros que guían y dan dirección a las personas que se encuentran confundidas.
Volviendo a la anécdota con la cual introduje este devocional, la realidad fue que en mi juventud no fui capaz de elegir el camino correcto. En ese momento no busqué el consejo del Señor y tampoco tuve consejeros a mi alrededor. Pero un par de años después Dios me concedió la bendición de encontrarme con dos consejeras que supieron identificar mi necesidad y me instruyeron para elegir el camino que me llevaría a obedecer el llamado de Dios. Además de guiarme al camino correcto, ellas fueron el camino que me llevó a la obediencia.
Los consejeros cristianos no deben olvidar que Dios los utiliza para guiar a las personas al camino correcto. Y, además, ellos son el camino para encontrarse con el camino de la obediencia, rendición, perdón o cualquiera que sea el caso. Como dice el cantante Alex Sampedro: “Jesús es el camino para llegar al Padre, pero hay muchos caminos para llegar a Jesús”; quién sabe, ¡a lo mejor el consejero cristiano sea uno de esos caminos!
[1] “דֶּרֶךְ” en Nueva concordancia Strong exhaustiva, James Strong (Nashville: Caribe, 2002), 112.
[2] “Camino” en VINE: Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento, W. E. Vine (Nashville: Caribe, 2002), 64.
[3] Strong, 143.
[4] “ὁδός” en Léxico griego-español del Nuevo Testamento, Alfred. E. Tuggy (El Paso: Mundo Hispano, 1996), 3601.
[5] “ὁδός” en Compendio del diccionario teológico del Nuevo Testamento, Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich (Grand Rapids: Desafío, 2002), 514.
[6] Ibíd., 514.
En esta ocasión Gonzalo A. Chamorro conversa con don David Suazo e Ismael Ramírez sobre el tema: Jesús, el camino al padre. Este episodio es parte de la serie: Juan, el evangelio.
Te invitamos a contestar la pregunta del día: ¿Habiendo tantos caminos, ¿cómo saber que Jesús es el correcto?
La espiritualidad cristiana, definitivamente, tiene que ver con la totalidad de la vida, es decir, se lleva a cabo y se ejercita en lo individual y en lo comunitario, en la soledad y en lo social. También es cierto que esta tiene un fin: acercarnos más a Dios y a nuestro prójimo. ¿Cuáles son aquellas prácticas que nos ayudan a ser mejores discípulos del Señor? ¿Qué es, realmente, la “espiritualidad cristiana”? ¿Hemos olvidado ejercicios espirituales valiosos? Te invitamos a unirte a esta nueva conversación.
La espiritualidad cristiana, definitivamente, tiene que ver con la totalidad de la vida, es decir, se lleva a cabo y se ejercita en lo individual y en lo comunitario, en la soledad y en lo social. También es cierto que esta tiene un fin: acercarnos más a Dios y a nuestro prójimo. ¿Cuáles son aquellas prácticas que nos ayudan a ser mejores discípulos del Señor? ¿Qué es, realmente, la “espiritualidad cristiana”? ¿Hemos olvidado ejercicios espirituales valiosos? Te invitamos a unirte a esta nueva conversación.
La espiritualidad cristiana, definitivamente, tiene que ver con la totalidad de la vida, es decir, se lleva a cabo y se ejercita en lo individual y en lo comunitario, en la soledad y en lo social. También es cierto que esta tiene un fin: acercarnos más a Dios y a nuestro prójimo. ¿Cuáles son aquellas prácticas que nos ayudan a ser mejores discípulos del Señor? ¿Qué es, realmente, la “espiritualidad cristiana”? ¿Hemos olvidado ejercicios espirituales valiosos? Te invitamos a unirte a esta nueva conversación.
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