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El concepto de la familia en la Biblia y en los últimos 200 años (tercera parte)

    Un panorama reciente del enfoque sobre la familia: los siglos XVIII al XX

    En la larga historia de la humanidad, se han dado muchos cambios en la comprensión de la familia cultural y su relación con la sociedad y con la iglesia. Pero veamos un esbozo de los siglos recientes.[1]

    Siglo XVIII

    En general, tanto en Estados Unidos como en Europa, la creencia predominante sobre la familia en el siglo XVIII era la imagen puritana como pequeña expresión de la iglesia y la comunidad.

    1. La familia, como parte de la comunidad más amplia, tenía los mismos objetivos y las mismas aspiraciones de la sociedad. La familia es la organización mas pequeña del clan o tribu, pero no distinta.
    2. Y esto es así, con reminiscencias precisamente de las tribus que surgen a partir de la familia hebrea original de Abraham, Isaac y Jacob. Los hijos de Jacob, las cabezas de las 12 tribus, no desaparecen cuando Israel llega a ser nación en el Sinaí, en pleno viaje a la tierra de la promesa (Éx 20). La nación de Israel era en efecto, una gran familia de familias.
    3. Todas las familias son parte de la misma familia. El ideal, entonces, es que todas las familias sean iguales.

    Siglo XIX

    Eso cambia a principios del siglo XIX. Como resultado de la Ilustración (movimiento cultural de mediados del siglo XVIII hasta los primeros años del siglo XIX) se produjo un cambio enorme y la familia cultural pasó a ser o concebirse como una entidad distinta y privada.

    1. En ese nuevo enfoque, el matrimonio se volvió un acuerdo privado con vistas a la satisfacción exclusivamente personal. En otras palabras, la Ilustración vino a privatizar la familia, redefiniendo su propósito con base en la gratificación individual y haciendo caso omiso de un posible bien común que reflejara la naturaleza de Dios (Gn 1-2).
    2. En suma, la familia puritana, reminiscencia del Israel de los siglos del Antiguo Testamento, dio paso a la familia privada. El matrimonio se redefinió como ámbito de realización emocional personal, satisfacción sexual propia y vehículo de potenciación de la individualidad.
    3. No todas las familias son parte de la misma familia.

    Siglo XX

    En el siglo XX surgió un cambio aún más dramático y radical sobre la familia cultural debido a varios fenómenos sociales. La industrialización —forma de organizar la producción—, el crecimiento urbano —sociológico— y el acceso a la educación —camino a la democratización— convergieron para crear una nueva realidad. La familia estable y perdurable, según las perspectivas puritana y privada, simplemente no existía. La familia es diversa en su composición y forma.

    1. No todas las familias son parte de la misma familia. Y no existe una familia ideal que sirva de referente o inspiración para todas las familias.
    2. Existen numerosas relaciones familiares y tipos de familias: familias extensas, familias nucleares, familias con un solo progenitor, familias sin hijos, familias viviendo separadas, familias mixtas cuyos hijos son los míos, los tuyos y los nuestros.

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    Tres conclusiones importantes

    Aunque Jesús nació y creció en una familia cultural, fue poco lo que él enseñó sobre la vida de la familia cultural. Básicamente fueron dos asuntos en los que él se pronunció explícitamente.

    En Mr 3 él le dio preeminencia a la familia de la fe frente a la familia cultural:

    32Había una multitud sentada alrededor de Jesús, y alguien dijo: «Tu madre y tus hermanos están afuera y te llaman». 33Jesús respondió: «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?». 34Entonces miró a los que estaban a su alrededor y dijo: «Miren, estos son mi madre y mis hermanos. 35Todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre» (Mr 3:32-35 NTV).

    Y en Mt 10 Jesús mismo habló de que su agenda ministerial incluía dividir a las familias culturales en nombre de la familia de la fe:

    34¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada. 35He venido a poner a un hombre contra su padre, a una hija contra su madre y a una nuera contra su suegra. 36¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa! 37Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío (Mt. 10:34-37 NTV).

    En suma, la familia cristiana la define la calidad de vida compartida que tienen sus miembros debido a  su fe en Cristo. Y en consecuencia, del tipo de conducta que manifiestan debido a sus creencias, convicciones y valores cristianos; es decir, según Cristo. Claramente, para Jesús, la familia de la fe es preeminente. Y así será para el resto de los autores del resto del Nuevo Testamento. Como hemos comentado, el enfoque está en los principios para la vida nueva de los creyentes, y esos principios deben gobernar en el hogar las relaciones familiares.

    Entonces, la familia cristiana contemporánea no puede identificarse con un determinado modelo de familia cultural de los que hemos visto en la historia de la humanidad: la patriarcal hebrea —para hablar de un modelo bíblico— o la puritana en comunidad del siglo XVIII, o la privada del siglo XIX y la familia diversa del siglo XX. Al final, en tanto sean expresiones saludables de lo que es la familia de Dios, la iglesia, hay muchos tipos de relaciones familiares saludables en el cristianismo actual.

    Por Jorge A. Ponce y Carlos A. Zazueta. Puedes escuchar el podcast completo sobre este tema AQUÍ.

    Carlos  A. Zazueta se graduó del Seminario Teológico de Dallas con una maestría en Teología y un doctorado en Ministerio. Sirve en el ministerio internacional Insight for Living, como pastor y maestro del programa radial de Visión para vivir, siendo la voz al español de su pastor y mentor el Dr. Charles R. Swindoll.

    Jorge A. Ponce es doctor en Ministerio por el Seminario Teológico de Dallas y profesor adjunto en el Seminario Teológico Centroamericano. Además, es el director de Visión para Vivir Centroamérica.


    [1] Jorge E. Maldonado, Fundamentos bíblico-teológicos del matrimonio y la familia (Grand Rapids: Libros Desafío, 2002), 133-134.

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