Consolados para consolar
Entendiendo esto, entonces, debemos tener la seguridad de que en los momentos difíciles Dios está de nuestro lado consolándonos para que nosotros también podamos consolar a los que están en cualquier tribulación. Cuando alguien necesita consuelo, nosotros, como consolados, podemos dárselo de una manera más efectiva, sabiendo que Dios ya nos ha consolado primero; ya hemos estado donde esa persona está ahora. Dios usa a personas, sobre todo creyentes, para llevarnos a la consolación.