NOTA: El calzado de la imagen son los zapatos originales al que el autor hace referencia.
Bordear hacia el final es algo peculiar que describe a aquellos que simplemente se han quedado sin energía vital para la tarea. Han perdido la pasión por la vida y el trabajo. Tal vez están exhaustos de la vida y del ministerio cristiano, o tal vez silenciosamente batallaron con resquebrajamiento del alma. Su espiritualidad se quedó sin gasolina. Por eso solo mantienen el sistema, marcan el tiempo, pasan por las rutinas del trabajo, el ministerio y el comportamiento, añorando la salida o la jubilación. Pero su corazón no está en eso. Y el Espíritu tampoco está presente.
La guerra espiritual y la persecución son enemigas gemelas
Es probable que la persecución afectará directamente a una menor cantidad de nosotros, pero no se puede excluir. Definitivamente es una realidad cruel en muchas partes del mundo, y especialmente para cristianos que a diario enfrentan información errónea, discriminación, intolerancia, acoso, persecución física y no física, hasta el martirio. En el futuro conoceremos cada vez más los nombres de mártires o de los miembros de sus familias. Si este tipo de oposición nos llegara, ¿seguiremos siendo fieles? Sospecho que escucharemos narrativas de creyentes que, por persecución, han negado a Cristo, y después se han arrepentido. Esto es un enorme desafío pastoral, algo que la iglesia de Cristo ha tenido que enfrentar a través de los siglos. Esto requerirá una pastoral comprometida y sabia para tratar cada caso.
En cuanto a la guerra espiritual, pocos de nosotros podemos discernir nuestros lugares personales exclusivos en los que el acusador nos ataca. Estos sitios vulnerables pueden tener raíces profundas en nuestros sistemas familiares, en nuestro quebrantamiento personal, al juguetear con lo demoníaco en nuestros años anteriores (desde la güija, a las drogas o música rock fuerte), u otras zonas susceptibles. A qué me refiero con todo lo oscuro en nuestro mundo. El propósito de Satanás es destruir, y su guerra está abierta en contra de nosotros y nuestros hijos. Pero de una cosa puede estar seguro, el enemigo le lanzará todo lo que pueda para sacarlo. La tristeza es que frecuentemente Satanás ataca a los miembros más vulnerables de nuestra familia.
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